Picurú

Cantando para los elfos.
Bailan entre sabanas grises, rítmicamente proporcionales al viento. Ajustando trajes desteñidos saltan al olvido.
Y una vez sin memoria, estos niños no reconocidos, sufren de euforia. Inconscientes criaturas, incoherentemente desorientadas.
“Sigan la música y, entre notas, guarden recuerdos. Reminiscencias del pasado que no existió ni nunca existirá. Dancen sobre sí, canten verdades al cielo y verán que éste no existe.
Elévense sobre el escalafón y verán razas distintas de lo mismo, tratando de llegar al cielo- desde allí el cielo soy yo; desde aquí el cielo es aquél; desde allá el cielo está atrás. Y después, ya ni se ve- Mentiras continuamente… infinito. Confín.”
Remontan al nuevo mundo añorando el viejo. Y el futuro ya no se analiza como tecnológico y progresista sino como “retornista” y cavernícola.
Y siguen danzando en sábanas grises una y otra vez, amnésicas bio-creaciones universales. Mente evolutiva circular.
Giran donde las ratas de laboratorio. “Progresan” cual experimento científico, un futuro les depara. Un detrás les espera. Caminan al revés y siguen danzando bilateralmente.

Vivir para el suicidio.
Escapó de un día como ese. Nadie supo nunca donde el sol lo mantenía oculto... por las noches, nadie supo...
Solo hacía falta dejar de ver para ya no ser parte de él. Clavándose dos estacas al estilo vampiresco, sangró.
Y, más allá de la vida... este hombre creó la muerte.
Nacido para morir, nacido para crear la muerte y el suicidio su arma.

El no poder.
Es el desconcierto de tu ser, no hallarte donde estés, la impotencia manifiestada en forma de letra y bronca. Entre tus latidos he mi rencor, mi dolor y mi angustia. En tu fin se halla el elíxir de vivir. Un olvido eterno sepultado bajo lágrimas, dejando en ellas correr vigentes recuerdos, dejandote escapar una vez más... y contigo se va todo.
Arañando repósome sobre el viejo lecho. Heme ahí.

Juegos de hoy.
Juegan a ser niños jugando a ser adultos... juegan a ser adultos jugando a ser niños.
Cada cual en su entorno. Cada quién en su juego, ¿Cada quién en su dónde? (pregunta al aire, muchachada)
Jugando a seguir un estereotipo de niño o adulto inculcado por la mente bio/ser/social humana.
Catalogándonos mutuamente como algo.

Memoria sintética.
Un síntoma colectivo de amnesia cerebral aniquiladora de todo tipo de pensamiento residente.
Error 629: el módem no está configurado. Desconexión.
Tradicional culpa externa, ahora: a la tecnología idiotizadora, adictiva, desmemoriadora, máquina de hacer brutos burros.
Una falla en el sistema. De repente, la mente funciona como un aparato tecnológico creado por el hombre comercial con la necesidad de inculcar necesidades innecesarias para satisfacerlas. Y como focas adiestradas obedecemos. Y anulando ligamentos y conexiones entre neurona y neurona, el cerebro se transforma en partes iguales con distintas funciones; le denomino isomería polifuncional.
Recarga de baterías en la fuente natural; entre cielos, arroyos y montañas... fuente inspiradora, liberadora y vital para la preexistencia del hombre, animal natural quiera o no. Es la única forma de escapar y volver a sentir los lazos cerebrales funcionar... como desperezarse luego de una larga siesta.

Mí no ha de ser tú.
Escuálido ser que andas con cabellera sobre el sarcófago, por eso el blanquecino tono facial que te envuelve. Exento, inmune simulando serenidad. Exaltando sin embargo, a una raza, quizá más.
Hablando desde mis ojos, puedo verte pasar a mi lado, sin dar signos de vida. Puedo interrumpir tus pisadas y tan solo me esquivas, movilizo mis brazos como mono alterado, volviéndome un prehistórico animal. Nada.
¿Sabrás todo acaso? ¿Es que ya no vives como nosotros porque a todo sabes responder? ¿No hay pregunta que sepa callar tus palabras, aún no oídas?
Das esa impresión, me recuerdas al legendario sabio de las montañas... al que todos quieren llegar; el cual todo miedo, duda, inquietud, desconcierto, confusión entre otros, sabe responder, calmar... terminar.
A tu lado camino simulando ser tú, pensando en lo que vos. Absorto en tus ideas. Y, sin embargo, no logro ser como tal.

Alzheimer.
Leo, leo... tres distintas mentes pensando lo mismo, y diciendo distintas palabras con el mismo fin, tratando de llegar a mentes ajenas para así ser más... harta de lo mismo en mil formas similares, me doy cuenta que veo lo que opino en boca de otro.
Con qué sentido repetiría yo, si alguien, ya varios, lo hacen día a día.
Entonces, me comentan que dijo: "HACETE hippie" -después- "yo SOY punchi" Y pregúntome ¿Cuál era mi opinión? ¿Por qué no lo quería decir? ¿Ehé?
Es así como se forma un rejunte de ideas, que al fin y al cabo todas son la misma.
Vamos siendo más los pocos. En consecuente, estos más que seguimos siendo pocos decimos palabras para otros... palabras (que sean o no correctas) son válidas para algunos. Y, cada uno logra formular su propia y única inmensa idea final en la vida... la idea terminal.
Como boceto de un pensamiento: -Nunca escribí la palabra "diste". Y allí comienza una revolución.

Caput.
¡Ojo! Que mirar, miré... pero no vi, igual cruzé. Un par de nano-segundos antes de notar que me alcanzaría traté de apresurarme... pero lógico era, no había vuelta atrás, ni mucho menos adelante.

Días.
Incompleta fui quedando por rincones. Y ahora, como siempre digo, el pasado me reclama.
Necesito de mí, pero en todas partes y me veo tan austente. Me busco, me fuerzo a ser, sin embargo, no soy solo estoy.
Comprimo mi yo en un mundo paralelo sin sentido; quiero vivir pero ahí solo muero como pez en tierra...
Enteramente desorientada, sin saber hacia donde apuntar temo volver a caer en el círculo ciego de soledad. Un miedo de ver mis hojas en blanco, perdida... fuera de mí, ya no ser sino pretender.
Soy camaleón dije ya alguna vez... me adapto, camuflo o amoldo al compinche que me acompaña... a veces en mi lugar con mi gente y otras con gentes distintas pero igual mías; ahí resusita el problema día a día... inmortales gritos de horror que no me dejan dormir.
Tan rodeada y sola que anhelo llorar inmortalizando así, esta guerra interna interminable. Pero persistente es, retorna y me tumba, y sin fuerzas soy un vaivén... que me rindo que no. Y pienso: "Preferiría simplemente estar loca, delirar sin represión y ser sin tener que estar"... pero luego, siempre está ese golpe que te baja a tierra, entonces ya entiendo... esa no es solución, ese es camino fácil... eso es dejar de luchar por ser estando o no estando... yo solamente quiero ser, acá o allá... solo yo... mí.
Me pinto simple y sencilla, pero dentro me sé complicar como las mil y una (por no decir otra cosa).
Un día dejé las vueltas y simplemente fui... hoy, no sé si creo en ovbiar vueltas; hoy me topé con centenares de líos. Hoy no soy ni seré...
Desequilibrio mental soy, solo eso... y no puedo parar de mover los dedos creadores de frases internas que se publican... lectores "x" viendo royos ajenos o compartidos desde un plano similar... y me desespero, es un texto sin fin, de final abierto representando un problema sin fin o solución alguna...
Trauma cerebral.

Ocupas que les llaman.
Se instalan cerrando compuertas, impidiendo el proceso de respiración. De a poco van dominando el núcleo interno, privándote de cualquier tipo de análisis o pensamiento lógico, transformándote en un zombi que no hace más que decir habladurías y mirar sin ver.
Incomprensible se torna todo para uno. Malditos sean... y se creen barrenderos del mal. Tempestad, piedad... tempestad venid, os lleváis vuestros viles depredadores neuronales. PIEDAD proclamo incesante.

En tiempos de soberbia colectiva.
Que aburrido es el tiempo cuando no se desgasta. Hasta me aburre dormir porque es perder horas a veces. Pero qué pierdo si no hago nada cuando me mantengo despierta...
Es un completo desperdicio. Soy un completo desperdicio, aunque sé que no lo creo tan así. Laralai ji jo, que me gusta quien soy. Ahora desgasto el presente con palabras pedantes y soberbias.
¿Y de qué me sirve auto-convencerme de algo que no me sirve para recibir el porvenir? Preferible reir antes que llorar, dícese en estos tiempos. Para amargarse hay tanto afuera; mejor crear un bonito y acogedor hogar interno, para escapar de cuando en cuando, de la "naturaleza ANIMAL" que hay hoy en día.
Y aquí me escondo yo. Y allí tú. ¿Sí?

De nos a tí.
Y tú estabas allí, como todos los días allí. Buscando un no sé qué; un sin sentido. Tratando de borrarme de tu memoria. Instalando en tu cabeza un sensor de locura. Echándole la culpa a quien no la tiene. Buscabas un poco de autocontrol. Pues no supiste controlarte varias veces; y tus impertinencias se han vuelto una "locura" para tí.
Y hoy te vemos desde afuera, desde nuestras propias vidas. Hemos dejado de escucharte decir día a día lo mismo. De echarnos culpas; Culpables de tu sensor, culpables de tus recuerdos. Somos culpables de tus delirios solo por el echo de existir. Y Aún si fuéramos tu "sin sentido", ya no queda tiempo para disculpas... y si yo, nosotros pidiéramos perdón serías tú el que no lo aceptaría; no aceptarías que tu sensor a funcionado y que por fin nos hemos largado en busca de un nuevo no sé qué. Extrañarías una vez más, sollozando ausencia; anhelando memorias.

NO
Sin palabras. un cielo que se apaga en esta tempestad. Un cerebro en desuso nada lo puede asimilar.
Sentir un pequeño en mundo de gigantes. Un desubique social. Mundial. Una atracción para el pueblo. Un circo.
Un ir y venir. Y siempre lo mismo; el mismo lugar, la misma gente, la misma idea, la misma vida, el mismo hogar.
Una carcajada, una visión. un destinado a ser/ (cada cual sabe qué).
¿Testigo o cómplice? No hay víctimas, no hay culpables. Testigo.
Una rutina se ha vuelto. Como una maldición de nacimiento. Siempre IGUAL. Siempre, por siempre y para siempre yo. Mufa y más mufa; canejo y más canejo; "sopa y más sopa".
Un espejo que refleja el mismo día todos los días. Pero ya pasar a ser ese día es agotador. Verte todos los días con la misma gente, el mismo tiempo, el mismo sonido, el mismo tono, el mismo repito el mismo. Siempre lo mismo. Siempre también.

Aquí y allí.
Tengo la sensación que al haberme puesto ese símbolo de empresa viajera, mi viaje al inconsciente se transformó en un paseo turístico por las profundidades de mi yo no revelado.
El miedo es ¿Alguien más habrá ido? ¿Habrá costado algo? ¿Qué habrán descubierto? ¿bsdabsbsdabs?
Yo no vi mucho, amanecí con la idea de haber vivido en otro lado ¿Tendré ya una casa en ese otro lado? Porque viajo muy seguido y necesito un lugar de hospedaje.
¿Será una segunda o tercera, cuarta o etc. dimensión? Paralela a mí. Paralela a vos y a toooodo el mundo.

Laralai Larai...
Quién sabe qué. Quien lo sepa que hable ahora o calle para siempre.
Yo decido callar; nadie levanta la mano porque son todos unos animales salvajes incivilizados; todos gritan... sonidos imperceptibles.
Entonces, levanto mi trasero de la silla y me retiro. Con la cabeza gacha y el ánimo partido, me salgo para entrar en un mundo sombrío. Para entrar en un afuera donde no existo.
Nadie te ve, nadie te escucha... tampoco busco a alguien; es más, podría decirse que cuando uno sale allí, busca refugio en la soledad compartida; sin que nadie diga nada.
Quizá me escondo entre otras caras. Y para no pensar en qué pienso, pienso quién piensa qué pienso, porque yo pienso qué piensan quienes pasan.
Y así hasta llegar al final, que claro este es muy relativo... varía durante todo el camino, aunque en realidad no varía el final sino el desarrollo hasta este. Porque a cada segundo elijo qué paso dar, incluso si avanzo-retrocedo o me estanco.
Me estanco, interesante. Desacelero la velocidad porque encontré otro fin. No, no lo encontré... se encuentra lo que se busca; yo no iba buscando atajos... simplemente me perdí.
Laralai larai que no sé que hacer; laralai larai que no sé que decir.

Haciendo memoria de ayer u hoy...
Descubro que capás es mi cerebro de recrear sonidos de tempestad, en días de sequía absoluta.
Estrepitosos truenos detonan entre figuras representadas, en algún lugar de mí cabeza. Esa combinación de tonos que forman a las llamadas tormentas.
Maravilloso sentirme lo suficientemente capás para guardar esas ideas en mi cabeza; yendo más allá de la incapacidad (mía) del recordar; saber que ese momento está incorporado en mí. Ese estruendo esplendoroso; el color de la lluvia; el aroma a tierra mojada... la lluvia en sí.

En tema de películas generadas por el inconsciente.
Qué significa ver a un conocido haciendo algo, que ya sabías que este no hace, que ya te dijo que ni idea tiene. Sin embargo, mi cabeza genera esta imagen incoherente.
Sin dejarme pensar u opinar, crea tantas otras imágenes sin sentido real... asumo que un buen sentido psicológico deben tener. Trata de aclarar mi mente, trata de crear realidades, trata y más trata. Aún así, sabiendo por qué lo hace, no entiendo que canejo son esas "visiones ficticias".
Sin poder ignorarlas trato de analizarlas. Nada de nada. Nula.
En vez de nacer viva, nazco muerta en pensamiento... ahogada y agotada.
Sueño tormenta, tempestad. Sueño bob esponja. Sueño baño. Sin ir más lejos digo etcétera.

Consciente e inconsciente. Un sueño.
Sueño que digo "voy a escribir sobre esto en el blog". Amanezco rememorizando imágenes del inconsciente... pienso: "voy a escribir sobre esto en el blog". En mí sueño escribía sobre mí sueño... en mi realidad, vivo que escribo a cerca de mi sueño, que escribo mi sueño. Completo mi inconsciente con mi consciente; terminando de esribir lo que soñando nunca empecé, pero sí vi...
Sueño.
Situada en la terraza de mi casa; en una pileta pelopincho bastante extensa; en presencia de otro ser, igual de humano que cualquier real. Miro al cielo y veo el sol, más parecido a una luna. Contemplo: grisáseos rayos azulados, pintados como en un cuadro; que a distinción, estos se mantenían en movimiento... y el centro, más oscuro, más espeso. La veo acercarse en mitad del día. Se asoma a mi terraza, cercana pero distante. Captando mi atención, capta, también, la de la presente persona. Investigamos y concluimos su similar parecido con la tierra; estructuras de edificios podían divisarse, vistas de arriba. Tan aquí... tan bonita. Acercámonos a ella y esta se aleja. Se va; más lejos no poder. Y vuelven sus inefables colores y formas a ella...
Y todo el sueño inefable, indescriptible...divino...
Sin palabras.

Un recuerdo.
Acostumbro a cortar la línea o vena que me impulsa a comunicarme. Me desconecto por completo del mundo exterior; quedando así, en estado vegetativo para el público espectante.
No hago más que reanudar lasos internos, entre viejas amistades fantasmales, fantaseosas, imaginarias... o esquizofrénicas quizás...
Ejemplificando la imagen: jueves, reemplazo la hora del almuerzo por una caminata circular en pensamientos... luego de variadas palabras con el mismo sentido, reconecto esa voz... ese acento... la llamada, y famosa (en mí persona), "La británica"...
Quedada en el olvido por completo, recobra vida y vuelve. Incluso, si regreso en el tiempo podré traer al presente una última conversación de "Adiós".
Un final. Triste. Saber que todos algún día nos dejan y, que en la escencia siempre solos estamos. Por más "fraternidad" siempre aislados... por más ruido que haya un silencio siempre se escucha.
Reconecto.

Hoy.
Aprehendo (como me enseñaron que se le dice), que la capacidad predominante en mi cerebro es la del intento; la cual mezclada con la característica común del ser humano, curiosidad; más mí característica propia de persistencia y terquedad; se crea un menjunje de ambición y competencia interna increíble.
Consumiendo relaciones físicas de distancia y tiempo, acelero todo proceso de aprendizaje, machacando el defecto "ansiedad".
Y, la masa biótica, ser y social externa a mí; Me exige dejar de correr. "Paciencia", que le dicen.
Controlo psíquicamente mis emociones y acciones, con el fin de llegar a una mejora gradualmente más real; que una próxima y momentánea.
En proceso...

Habla desde su estómago... una frase incompleta. Sollozando letras incoherentes. Tortura oidos ajenos, noche y día... sin receso.
Sufre. Ganando así, espectadores de su miseria.

Un grito ahogado ha nacido. Un símbolo de renovación.
Un volver a creer en todo. Una "esperanza".
"Dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse, sólo nos proporcionan dolor y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo antes hay que haber creido en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilucionados, no son constante y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante, aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilución..." (Sábato)
Me autocatalogo dentro de ese registro mundial. Quince años de pesimismo para llegar a un positivismo extremo. Entonces, inviértenase las palabras de este autor para todo lo contrario.
En realidad ese "positivismo" es más un realismo y simpleza. Vida constante y estable. Pero, para mantener esa estabilidad, esa base; se necesita de golpes extranegativos y/o extrapositivos.
Voy manteniéndome por una misma línea, sin vueltas complicadas.
Un tema delicado; simple pero frágil; interrumpe, creando una grieta en mi cerebro. Buscando pegamento en algún cajón interno, paso tiempo y tiempo... avanzando cautelosamente y exenta al mundo ajeno.
Rememorizando, retomando ideas remotas. Azotando y saturando mis doctrinas y creencias. Declino hasta explotar, inmiscuirme y aunarme en silencios y gritos de la tierra.
Compáctense simplezas. Complicación aterradora.
Un muro. Un día. Una guerra... Como la lluvia.
"Esperando nacer"...
Una línea eterna, con leves volteretas. Explíquese ahí el mío-mecanismo.

No tengo ganas de títulos.
No tengo ganas. ¿De?
"...No tengo ganas de sentarme o de trepar. No tengo ganas de ver, ni de escuchar. No tengo ganas de hablar o de callar. No tengo ganas de vivir, ni de morir. No tengo ganas de ser. No tengo ganas de estar. No tengo ganas de pensar. No tengo ganas...".
Satureme pensando horas contínuas, sin receso. Mi cerebro, minuscioso y desesperado, buscó cota a esta obsesión analítica constante.
Con mi capacidad de pensamiento denegada; no reprimida, solo ignorada temporalmente; por más que trate, mis neuronas agotadas y desganadas, formulan la misma oración segundo tras segundo: "No tengo ganas".
Y luego, lo único que se me admite analizar (como si estuviera en rehabilitación analítica pensante) es qué no tengo ganas... y, mentalmente, el tiempo vuela al compás de palabras que fluyen sin temor: mirar; parar; seguir; llegar; volver; ir; venir; estar; ser; escuchar; sentir; pensar; entrar; salir; soledad; silencio; sociedad; autismo; dormir; vestirme; desvestirme; morir; vivir; nada; nadie; todo; reprimir; corregir; escribir entre otras tantas... Nada de eso tenía ganas... nada de nada...
Sin ganas de mí, de vos, de él.
Bsda-Bdabs.

Y: Estoy tan absorta, tan inmune, tan nula... me sumerjí demasiado en mí.
X: Bueno, pero eso suena a paz, a tranquilidad ¿No es así?
Y: No, es una "encimismación" hostigadora... como digo soy un bloque. Hay algo que no comprendo y no sé que es, entonces no comprendo que es y tampoco comprendo porqué no lo comprendo.
Y mi mente me fatiga, pero no puedo salir de ella... estoy atrapada en persecuciones.
No me deja en paz, es algo contínuo que no se va y que quiero fuera de mí pero ahí sigue y cada vez incrementa vigorosamente... se fortalece y me debilita...
Y no entiendo...
Pero me bloqueo aún más, trato de llegar a un punto en que este dique me prohiba pensar y cuando llegue ahí estaré tranquila
X: ¿¿¿¿Prohibirte pensar????? ¿¿¿Creés que esa va a ser la solucionn???
Y: No, pero por el momento necesito un receso... así junto fuerzas para el combate, porque es como si se me hubiesen acabado los recursos, las armas y ya no tengo forma de vencer.