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lunes, mayo 31, 2004

Llorar.
Tiraba la cara contra el suelo y decíase: "no hay barreras"
Y el refugiau' sólo pensaba en una cosa: "¿Cuán patética puede tornanrse la vida hoy?"
Luego, el anochecer borraba el cielo luminoso para dejar al descubierto las íntimas sombras.
Y los fonemas se cruzaban entre sí formando estrepitosos tormentos.
Volvían al puerto los héroes sin poder partir.
El río se separa en tiempos remotos de la historia y un centro infinito. Trampa sin trucos.
Callaron los internos y se escuchó en la lejanía un sumbido; la carreta clonando hogares o quizá mutilando una víctima...
Velan.

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