<$BlogRSDURL$>

viernes, marzo 12, 2004

Taciturno.
Se sentó en un banco del lugar.
Inmune, exento, absorto, inalcanzable.
Se volvió rotundamente hacia ahí, fijó nuevamente su mirada, y vuelta a vuelta cambiaba de modelo, siempre fuera de sí (ido), o talvés, demasiado en sí (ensimismado).
Inspeccionando cada aspecto de este ser, fue incrementando mi inefable intriga interior.
Simple, burdo, vulgar, diverso, frénetico, sublime, exasperado, tempestuoso, rencoroso, nefasto, caótico, lujurioso, sosegado, amparado, insípido, inconcreto, realizado... surtidas palabras que son reflejo de este enigmático rostro.
Gestualizandome, encogiendo la vista, visualizando mi objetivo, trato de captar ideas, realidades, motivos, conflictos, lo que sea que este ser déjeme disipar entre sus ojos...
Incomprensible, de repente renunció a sus pulmones. No sé si era la distancia, que no me dejaba ver, pero éste ya no inhalaba ni exhalaba.
Paulatinamente dirigió su mirada hacia mi espacio, mi sector... y luego, sus ojos recelosos se clavaron en los míos.
Súbitamente le quité la vista de encima... pero sin verlo aún podía notar su vista castigadora, sobre mis hombros.
Paranoico. Ni un segundo dejome en paz, mirabame fijo. Sabía yo, que proseguía su falta de respiración.
Incómodo, palabra que definía mi persona durante ese momento. Como si fuera la presa de algún animal salvaje, fingí estar distraido de sus ojos, y con cautela traté de partir.
Simultáneamente di por finalizada mi inspección de este ser, cuando éste se volteó por completo, tomando como modelo el picaporte de la casa blanca.

Comments: Publicar un comentario