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jueves, marzo 25, 2004

Reminiscencia microbacterial.
Retornando en el minuto anterior. Ese virus homicida acercósele. Disimuladamente, atinó a dispersarse entre la multitud, pero antes que éste pueda hacer nada, se encontró "entre el dedo y la pared".
Sintiendo como su delgado cuerpesillo se abría en mil pedazos, cantó y cantó... "Cantar alegra el alma"... mentira. Este microorganismo meticuloso e impertinete, merecidamente, desapareció.

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