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domingo, febrero 08, 2004

Perseguida, ahogada, estrellada en el piso de la humanidad estaba yo. Desconocía mis acciones las cuales desobedecían mis decisiones. No era yo, era mi cuerpo, mi alma o mente encerrada tras esta masa de pieles y huesos. Abría los ojos y a mi alrededor todo me daba vueltas, no entendía que hacía yo ahí, y me refiero a yo como mi alma no como el conjunto de alma y cuerpo, en ese entonces mi cuerpo era para mí no más que el embace, el envoltorio... una clase de conector alma-tierra.
Miraba a derredor y veía puros cuerpos dominantes y descontrolados, mentes suprimidas y perdidas y eso me aterraba. Con desprecio a la sociedad consumida y falsa en la que vivía y vivo, con repulsión a la humanidad perdida que desconocía... sin saber que también había otras almas "libres" como la mía. Iba yo caminando por las calles pensando e imaginando la unión de estas... puedo decir supongo, que mi deseo en ese entonces era crear un "ejercito" de almas, mostrarle al mundo, a la sociedad, que las mentes mandan mejor que los cuerpos... pero mi sueño se terminaba al tropezar con mi destino, quizá ese era mi casa, la escuela, casa ajena, etc.
Sentía que este cuerpo me dominaba de a momentos, y me aterraba, era tan extraño y despreciable. Pero a su vez, debo admitir que yo he logrado dominar este cuerpo varios instantes durante esa época de ahogo y encierro. Muchas veces me temí que de seguro mi cuerpo al tomar las riendas de mi persona, asustaba a otra mente liberada que estaba en el mismo proceso que yo. El solo hecho de pensar eso me hacía mirarme en el espejo y despreciarme por tamañas acciones... ¡Qué horror! Era un cuerpo más en este mundo, que resignación sentía al pensar que no había nada que yo pueda hacer, al pensar que mi sueño de ejército mental nunca viviría la realidad... y sin ganas de continuar mi día, me dormía entre tangibles y burdas sábanas.
Despertaba al otro día, siempre con la misma sensación de odio y miedo a la humanidad, y con la convicción de que no formar parte de ellos tampoco. Escribía textos expresando mis deseos e ideas: "no pertenezco a esta raza", que en realidad comprendí con el tiempo que no era a la humanidad sino a la sociedad falsa es a la que no quería pertenecer, disconforme con los valores de esta sociedad estaba yo. Otro texto: la historia de un humano de mente libre, que estaba destinado a salvar la tierra... locura, quizá paranoia... no sé, solo sé que es lo que en mi mente habitaba.
Con el tiempo, después de vivir tantas cosas durante el último año, tantas experiencias internas- odio puro, desprecio, y ese tipo de cosas, hasta llegar a un punto donde era un estilo más hippie, al ser todo amor y paz- después de todo eso, entendí que mi desprecio es a la sociedad, y que sí, le temo, en realidad no es temor, es... no sabría decir, la gente de esta sociedad (donde no incluyo a la gente con la cual me junto ya que es esa a la cual "rescato" dentro del resto de la humandidad) es tan falsa, está tan restringida por las reglas invisibles, pero se ve que poderosas, que quién sabe quien las inventó y con qué derecho... con valores que ni si quiera se plantean, los aceptan sin si quiera fijarse si están de acuerdo, todos juzgando a todos, tratando de ser perfectos y ni si quiera saben que es la perfección, tratan de reprimir sus "errores", mejor dicho defectos sin darse cuenta que son sus defectos los que los hacen perfectos.
No entiendo cuál es el propósito de las personas acá, todos tan suprimidos y estructurados, con mentes restringidas y cuerpos dominantes, una vida insípida.

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