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lunes, febrero 23, 2004

la indignación, bronca e impotencia, son armas de la inconsciencia, con los enemigos más íntimos de cada uno... son los únicos que pueden destruirte realmente, te hacen decir y pensar cosas de las cuales te han convencido, hasta que llega alguien te da de bofetadas y retornás a la verdadera realidad... en tu retorno vuelve con vos toda una nueva mente, con tus viejas ideas, con tus ojos claros, con tus incógnitas, con tus delirios.
¡dejaste escapar tus delirios! los hiciste a un lado, sin embargo... al regresar después de semejante abandono, donde rompiste todos tus principios y valores, mirás y ¿quiénes son los que te reciben sin rencor alguno? tus delirios, los que una vez abandonaste y defraudaste, los dejaste de escuchar, los bloqueaste por completo y ni cuenta te diste... sus peores enemigos estaban en tu mente, tus "macabros delirios"... los que son peor que el miedo talvés... una imaginación negra que recorre tus venas intoxicándolas de rencor externo, ira, indignación.. y aunque pienses que no, es una clase de resignación... una resignación que no te deja crecer, no te deja avanzar... estás en soledad perdida por tu mente inocente que jamás se imaginó esta clase de trampas, o talvés no es tan inocente, capás que es su deber... pero si mi mente tiene tales deberes, entonces no me queda en que confiar... si en tiempos pasados le temía a la humanidad y me definía como mente porque mi cuerpo era símbolo de sociedad... ahora que mi mente está manchada de cuerpo no sé que me queda.
queda volver, no como antes, volver ahora como antes y ahora, volver en un futuro, cercano... minutos. tomar control sobre uno, fortalecer sus ideas y delirios, los únicos que pueden hacerte ver, en una mezcla de realidad y fantasía, donde aprendés a tolerar las cosas y te das cuenta que bueno... en el mundo hay tanta variedad de cosas que por qué alguien no podría pensar distinto?... la cuestión es ser uno para uno y tal como un psicólogo, no decirle al otro que debe hacer o ser, sino aportar su opinión y callar a tiempo.
sin retractarme de mi desprecio a la sociedad, o talvés miedo... o algún sentimiento similar, un algo que haceme cruzar a la cuadra de enfrente solo para no pasar por una cuadra donde hay cuatro personas... algún día lo superaré o talvés no... ese es mí tema, mi problema... dilema interno, no externo.

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