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domingo, febrero 08, 2004

Eso de las mariposas en el estómago no es más que habladurías, uno no se siente así… pero no niego que algo se siente, algo en las venas y arterias, digamos que la sangre que recorre nuestros cuerpos ¿Tiembla? Quizá sea eso…
Es extraño… vivís una rutina día a día, te olvidás de esos sentimientos que los humanos solemos tener. Y, cuando menos te lo esperabas, notás que tus ojos se desvían, que tus anhelos son otros, que los nervios te invaden, tu cuerpo no responde a tus decisiones, y demás. ¿Por qué? La pregunta que se te viene a la cabeza… y te negás, te replanteás las cosas, y ahí comenzás a pensar en la posibilidad de que sea cierto. Ese es el punto justo donde todo se puede desviar, así que hay que ser muy cuidadoso y no obsesionarse. ¿Por qué desviarse? Como nuestra mente descubrió algo nuevo, empezamos a pensar demasiado en ello, dedicamos más tiempo del que solíamos, y nos hacemos una gran historia. Si creamos esa historia, idealizamos las cosas y todo termina por ser una obsesión que luego nos persigue y se nos hace muy difícil de salir.
Entonces tratamos de pensar en ello una cantidad de tiempo adecuada, se nos dificulta ocupar nuestras mentes en otras cosas si ese tema nos rodea, pero de eso se trata: no dejarnos bloquear por este. Es tan solo algo nuevo en la vida, un accesorio extra, un ¿Bono? Lo que sea, debemos dejar que ocupe la menor parte posible, si no estamos seguros. ¿Pero cómo darnos cuenta si es de verdad? ¿Cómo saber, si lo evitamos tanto? Esa es la cuestión: no obsesionarse pero no evitarlo tampoco, enfrentarlo de forma moderada.
Solos, nos damos cuenta a través del tiempo si es o no una obsesión… claro que si es una obsesión nos daremos cuenta un poco más tarde, cuando estamos tan sumergidos que el camino de vuelta esté muy lejos. Y si no es una obsesión es fácil de darnos cuenta porque todo es más sencillo. Es más real.

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